Entrevista a Alejandro Regueiro en LA VOZ DE GALICIA
El ingeniero Alejandro Regueiro encontró en Boston la oportunidad que no tuvo en Galicia. Y mucho frío
Cuando Alejandro Regueiro Castro comenzó a estudiar Ingeniería de Caminos en la Universidade da Coruña sabía que no iba a ser fácil obtener el título, pero contaba con que merecería la pena y hallaría seguro un buen trabajo. Las cosas se torcieron, llegó la crisis y se encontró con un mercado laboral que no era el esperado. Hoy, con 29 años, casado y con un hijo, ha encontrado la estabilidad en Boston.
-¿Por qué eligió irse a Boston?
-Mi mujer es de Boston. La conocí en A Coruña, era una estudiante de intercambio. Cuando terminó el curso volvió a América, pero terminó regresando a Galicia para quedarse. Pero llegado el momento vimos que había más oportunidades laborales en EE.UU. y decidimos probar suerte allí.
-¿Se fue con un contrato cerrado desde aquí?
-Había hecho ya alguna entrevista desde España, porque tienen diferentes rondas. A la tercera ronda ya te quieren conocer en persona y ahí es cuando hicimos las maletas y nos vinimos a Boston. Ya había un par de empresas que habían mostrado interés en contratarme. No tenía nada fijo, pero la cosa prometía.
-¿Tenía algo de experiencia en el sector?
-Tenía algo de experiencia en construcción, pero trabajando de becario. No tenía diez años de experiencia dirigiendo obras, pero algo tenía. El problema es que no veía que fuese a encontrar en A Coruña un trabajo bien remunerado en poco tiempo.
-¿Es más fácil encontrar trabajo en su sector en Boston que en A Coruña?
-Sin duda. A no ser que tu padre tenga una empresa de construcción, claro. Y aún así… En general hay mucho más trabajo aquí, más actividad de construcción. Pero parece que la cosa está cambiando algo en A Coruña.
-Cuando sí que cambió, pero para peor, fue cuando estaba usted estudiando la carrera.
-Cambió totalmente. Hasta el 2009 teníamos claro que teníamos que hacer una carrera complicada, pero que al terminarla tendríamos trabajo casi asegurado. Pero cuando mi promoción terminó los estudios nos dimos de bruces con la realidad. Y ya no era el desempleo, es que ni siquiera podías aspirar a un trabajo que recompensara de alguna manera el esfuerzo que habías hecho. No es lo que esperábamos, desde luego. Hace cinco años ser joven, sin mucha experiencia y con una familia, con un hijo, en A Coruña era muy complicado.
-¿Y qué es lo que encontró en Boston?
-El poder estar cómodo y tranquilo, sabiendo que puedes mantener a tu familia.
-¿Qué es lo que hace allí exactamente?
-Estoy en la construcción de tres torres en la ciudad de Boston que se llaman Seaport Echelon. Es un proyecto grande, más de 900 millones de dólares. Es como una mini ciudad, con sus restaurantes, sus tiendas, un enorme aparcamiento subterráneo…
-¿Y cómo va la obra?
-Vamos muy bien, lo cual no es muy frecuente en el mundo de la construcción, pero vamos un mes por delante del plazo previsto.
-Ha tenido que trabajar a unas temperaturas extremas.
-Aquí el invierno es así, muy duro. Pero en la construcción, a no ser que caiga una tormenta brutal no se para. Solo cuando las temperaturas bajan a veinte bajo cero y hay vientos fuertes y nieve se para el trabajo. Pero hemos estado trabajando a diez y quince grados bajo cero. Y estamos al lado del mar, así que hace un viento parecido al de A Coruña.
-¿Cómo lleva el frío?
-Mi primer invierno estuve muy mal, no me abrigaba bien. Aunque me temo que no era solo el frío, que influía mucho estar lejos de mi familia, también. Lo único que puedes hacer contra el frío es abrigarte bien, vestirte por capas, con mucha ropa. Prendas térmicas por debajo, doble pantalón, jersey gordo, un abrigo bueno, guantes, pasamontañas… Como cuando vas a esquiar.
Un invierno gélido. Alejandro Regueiro ha aprendido a luchar contra unas temperaturas extremas en Boston: «Tienes que cubrirte por completo, no dejar nada al aire. Incluso la cara. Hemos tenido casos de trabajadores a los que se les pusieron negras la punta de la nariz y las orejas por congelación. La gente se termina confiando y el frío puede ser terrible», explica el ingeniero coruñés.«Soy gallego y quiero estar en Galicia, pero no encuentro lo que tengo en Boston»
Las cosas le van bien a Alejandro Regueiro en Boston, pero su intención sigue siendo volver a casa.
-¿Sabe si ha mejorado algo la cosa en España?
-Me dicen que está mejorando el panorama respecto a hace unos años. Aseguran que la cosa se está moviendo, que depende mucho de la empresa, pero que la cosa empieza a prometer.
-¿Se plantea volver a A Coruña?
-Todo dependerá de si encuentro algo interesante en Galicia. Mis padres y hermanos están en A Coruña, y claro que me gustaría volver. Pero tengo mujer y un hijo, así que tengo que ir sobre seguro, encontrar algo que me dé una comodidad mínima. Es un dilema, porque soy gallego y quiero estar en Galicia, pero aquí en Boston me ofrecen cosas que no sé si encontraré por allá.
-¿Y su mujer, que es de Boston, está de acuerdo con venirse?
-Mi mujer vivió siete años en A Coruña, así que no habría problema. Le encanta aquello, pero no es fácil. Por ahora todas las posibilidades están abiertas. El proyecto en el que estoy trabajando llegará hasta el 2020. Entonces veremos lo que pasa. Prefiero ver las cosas día a día.
-¿Le costó adaptarse a Boston?
-Me facilitó mucho el tener mi propia familia. Voy del trabajo a casa, y en casa hago lo que quiero. El primer año fue complicado, el segundo más fácil… Pero la ciudad está muy bien. Desde luego podría ser peor, si me hubiese tocado en el medio de Kansas no sé cómo serían las cosas. Boston es muy agradable, tiene muchos parques y zonas abiertas, y está en el mar, lo que es algo muy importante para un coruñés. Y el clima el resto del año es muy bueno. Es una ciudad muy grande pero manejable, muy humana, con mucho movimiento.
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