LA VOZ DE LOS INGENIEROS DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS EN LOS MEDIOS
Medina Torres ahondó en las competencias de los ICCPs en infraestructuras públicas hidráulicas, recordó los planes ideados minimizar los riesgos y reclamó inversión: “Debe haber voluntad política para dotar de fondos la ejecución de estas obras necesarias”
► Entrevista de Juan Manuel Medina Torres, decano de la Demarcación de Andalucía, Ceuta y Melilla del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en Más Sevilla de COPE (COPE SEVILLA). El decano ha reflexionado sobre la importancia de las infraestructuras en situaciones como las vividas esta última semana por las fuertes lluvias, que han afectado de una manera especialmente grave a la Comunidad Valenciana. A partir del minuto 12:15 aprox.
El decano de la Demarcación de Andalucía, Ceuta y Melilla del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Juan Manuel Medina Torres, en una entrevista el 4 de noviembre en ‘Más Sevilla’ de COPE, reflexión sobre la importancia de las infraestructuras en situaciones como las vividas en España por las fuertes lluvias, que han afectado de una manera especialmente grave a la Comunidad Valenciana.
En relación con las zonas inundables, recordó la planificación existente “desde hace bastantes años. Tenemos organismos de cuencas, las Confederaciones Hidrográficas, que han analizado con el rigor, el tiempo y los recursos necesarios, cuáles son los potenciales riesgos de inundaciones, uno de ellos las zonas inundables, en las que se ha venido edificando a lo largo de la historia”. El decano aseguró que las personas han ido “constituyendo asentamientos, ciudades, junto a los ríos, y en circunstancias excepcionales como esta, pueden acumular grandes caudales que provocan este tipo de desgracias”. Estas zonas inundables, explicó, están identificadas y tipificadas en función de si los riesgos son mayores o menores y que, en Andalucía, al igual que ha ocurrido en la costa del Levante, “se pueden producir este tipo de fenómenos. De hecho, hemos tenido inundaciones históricas en Málaga, Almería, etc., donde se sufren periódicamente estos efectos de la gota fría, pero no se sabe cuándo ni dónde volverán a ocurrir”.
Además, expuso que en una “gran cuenca como la del Guadalquivir, si hay una concentración muy elevada de lluvia, se pueden correr riesgos importantes, especialmente en zonas como el litoral mediterráneo y áreas de interior con una orografía específica como la cercanía a una cadena montañosa, porque los vientos que arrastran los frentes, tanto atlánticos como del Levante, pueden generar este tipo de descargas de agua”.
Consultado sobre qué pueden hacer los Ingenieros de Caminos para minimizar las consecuencias de catástrofes de esta naturaleza, Medina Torres incidió en que, “partiendo de la base de que el riesgo cero no existe y que una descarga de cientos de litros muy localizada en el tiempo genera daños necesariamente”, las soluciones para minimizar los daños son una combinación de acciones”. “Los Ingenieros de Caminos somos los profesionales competentes en las obras públicas, entre ellas las hidráulicas. Nuestra labor abarca todo, desde la planificación a la ejecución de las obras, el mantenimiento de estas y el seguimiento de su explotación”. En este sentido, citó, entre otras, “las presas, que tienen una función principal en la planificación hidrológica, los encauzamientos de ríos y barrancos, es decir, la desviación de los cursos en esas zonas que sean más peligrosas, o la limpieza de los cauces, para que cuando se produzcan riadas no se generen esos arrastres que provocan a su vez colapso en las estructuras y desbordamientos en los entornos urbanos”. Igualmente, en zonas urbanas, añadió, “son fundamentales los tanques de tormentas, que de hecho ya se están ejecutando, pues pueden absorber esas primeras riadas y ayudar al control de los daños”.
Sobre las enseñanzas de lo sucedido en Valencia, apuntó hacia diferentes causas, “algunas sobre las que se puede actuar”, como las medidas comentadas, si bien, reiteró que “no se puede actuar sobre una descarga concentrada y violenta de agua, de cientos de litros por metro cuadrado en muy poco tiempo. “Veinte litros por metro cuadrado a lo largo de un día podemos considerarlo ya una lluvia severa; qué decir de este caso en el que se han producido descargas de hasta 500 litros en cuestión de horas”. Una vez acontecido, “hay cuestiones mejorables, como la inversión en infraestructuras. Sabemos que existen unas zonas claras de riesgo, que están identificadas por las Confederaciones Hidrográficas. A partir de ahí, tiene que haber voluntad política para dotar de fondos la ejecución de esas obras que son necesarias. Otro tema que se ha puesto de manifiesto es la descoordinación entre administraciones; trabajar sobre eso es algo que no cuesta dinero. Es una línea en la que se puede y se debe mejorar”.
Por último, puso el foco sobre los avisos a la población: “Tenemos que entender todos que cuando se emiten señales de riesgo, en este caso extremo, es momento de quedarnos en casa, no desplazarnos, porque en esta ocasión es algo que ha provocado muchos daños personales, que son más graves que los materiales”.