VIAJE DE COLEGIADOS POR SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
Una treintena de compañeros, con familiares y amigos, se embarcaron en mayo en un nuevo viaje organizado por Ricardo Ybarra Huesa, para adentrarse en el Pirineo más cultural e histórico desde el municipio de Jaca como centro neurálgico
Hace ahora veinte años, en 2005, Ricardo Ybarra Huesa organizó el primer viaje al Pirineo de Huesca y lo hacía en una escapada de cinco días con centro en Jaca. Fue el germen de una tradición que ha crecido y se ha instaurado como fecha ineludible del calendario para un nutrido grupo de colegiados. Veinte años después, entre el 18 y el 28 de mayo, han reeditado esa primera experiencia, en una versión enriquecida, teniendo de nuevo en Jaca el corazón de este viaje para acercarse desde el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido hasta Navarra. Una treintena de compañeros, familiares y amigos han compartido este recorrido que Ybarra Huesa organiza como si se tratase de una obra de ingeniería magistral, ideada al detalle, precisa y bien planificada; volviendo sobre los pasos de su vida para descubrir nuevas joyas en el camino.
Día 18 de mayo. Llegados a Zaragoza en tren, tomaron rumbo a Jaca, con una parada para comer en Nueno. Esta tarde descubrieron un sabor que se quedaría en su paladar el resto de los días, los caracoles al guasillo, un vermú artesano de la zona.
Día 19. El primer destino fue San Juan de la Peña, en una visita guiada por el monasterio cuna del Reino de Aragón, donde estuvo depositado durante años el Santo Grial, y donde se casaron Ricardo y su mujer Mayte en 1974. Pasearon por el monasterio viejo y por el centro de interpretación erigido sobre las antiguas ruinas, aún visibles bajo sus suelos acristalados. El paseo del día fue una pequeña caminata de una hora por los miradores de la zona, el Balcón del Pirineo y el Mirador de San Voto. Después se dirigieron hacia Botaya, parroquia de la que dependía de San Juan de la Peña, donde querían contemplar el Crismón conservado en una pared lateral exterior de la iglesia, un “descubrimiento interesantísimo” y una verdadera joya del románico.
El restaurante La Cadiera -nombre alusivo al antiguo banco de madera que rodeaba la chimenea central de las antiguas casas aragonesas- les permitió degustar de una auténtica comida aragonesa. El propietario, gaitero mayor de Jaca, deleitó al grupo al término del almuerzo con un pequeño concierto.
Día 20. Incursión por Torla en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. En el camino pararon a ver la Iglesia de San Bartolomé de Gavín, que pertenece al conjunto de iglesias del Serralbo datadas en el siglo XI- XII, donde tuvieron una visita guiada. La siguiente parada fue en la imponente pradera de Ordesa, en la que pasearon para disfrutar del paisaje y de sus impresionantes cascadas.
A la vuelta, pararon también en Broto, para ver la cascada de Sorrosal, dentro del mismo pueblo.
Día 21. El destino este día fue el Valle de Echo, llegando hasta la Selva de Oza, donde se ubica la primera entrada del Camino de Santiago en España. Hicieron un tramo de senderismo para llegar a Echo y comieron más tarde en Siresa, donde está el Monasterio de San Pedro de Siresa – una de las obras románicas más importantes del Pirineo-. El párroco, José Luis, les hizo una visita por lo que queda del monasterio, su iglesia.
Día 22. Dedicaron el día a Jaca. Tuvieron una visita guiada temática, por la Catedral, el Museo Diocesano, el casco histórico y el sarcófago de Doña Sancha (hermana del Rey), en la Iglesia de las Benedictinas, hoy en día cerrado. En la visita a la Catedral los acompañó Belén Luque, directora del Museo y Medalla al Mérito Civil impuesta por el Rey de España. El momento especial del día fue la hora del almuerzo, en el Restaurante Ultramarinos, donde los compañeros le hicieron un homenaje sorpresa a Ybarra Huesa por la concesión del premio al Mérito Colegial, que se entregaba esa noche en una gala en Granada. La tarde la dedicaron a visitar la Ciudadela, una fortaleza de los tiempos de Felipe II que formaba parte de las obras de defensa contra las posibles invasiones de los franceses a lo largo del río Aragón. Tiene como curiosidad que, siendo una obra defensiva, la única vez que se utilizó militarmente sirvió de refugio a los invasores para dominar la ciudad.
Día 23. Segunda incursión al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, hacia el Valle de Añisclo. De regreso a Jaca pararon en el Castillo de Larres, reconstruido por la Asociación Amigos del Serralbo y convertido en un importante Museo del Dibujo.
Día 24. El sábado fue el día dedicado al Valle del Río Aragón. Comenzaron subiendo al Puerto de Somport, hasta la frontera, donde se hicieron la foto en el monolito del inicio del Camino de Santiago. Después, pasaron a Francia para recorrer el Valle del Aspe, hasta la estación de esquí de fondo francesa. Pudieron disfrutar de un sendero al Mirador de los Pájaros por el Bosque de las Hayas, con una vista imponente de todo el valle. De regreso tuvieron parada obligada en Canfranc, cuya estación de tren y el túnel son obra del ingeniero alicantino Fernando Ramírez de Dampierre. Se daba la curiosidad de que una sobrina-nieta de este ingeniero participaba con el grupo en el viaje.
Día 25. Recorrido por los Valles Occidentales. Empezando en Majones, para conocer una pequeña iglesia que celebra el milenario, “una joya muy desconocida”. La guía, que viajó expresamente desde Barcelona ese día, los recibió vestida de medieval. Más tarde bajaron al Valle de Ansó, con comida en la Borda Chiquín. Culminaron el día en la Foz de Biniés y Berdún, donde hicieron una pequeña caminata.
Día 26. La jornada estuvo dedicada a Serralbo, comarca próxima a Sabiñánigo, donde vieron el museo etnográfico, tras lo que visitaron un grupo de las iglesias del Serralbo: la Iglesia de Lárrede, la ermita de San Juan de Busa y la iglesia de Oros Bajo. En Lárrede entraron también en una casa típica aragonesa, de la alta montaña del Pirineo. La comida fue en Sardas, en el restaurante La Era de los Nogales, que ha recibido una Estrella Michelín.
Día 27. En su penúltimo día se dirigieron al Valle de Tena. Empezando en el Mirador de Hoz de Jaca, sobre el pantano de Bubal, donde Ricardo les introdujo los puntos de interés del valle. Desde allí se acercaron al Balneario de Panticosa, e hicieron una última parada en Sallent de Gallego, para ver el pueblo.
Día 28. Regreso a Zaragoza, con parada en la ermita de Santiago – que se destaca en todos los libros de arte por ser otra joya del románico- y en la iglesia de Agüero, donde los recibió la alcaldesa del pueblo. El último almuerzo lo realizaron en Almudevar, en el Restaurante O’lugar, donde el joven chef Jonhy Almuzara, de sólo 18 años, los deleitó con una comida excepcional.
