COMISIÓN DE JÓVENES. VISITAS TÉCNICAS GUIADAS A GRANDES INFRAESTRUCTURAS
La Torre Pelli ha marcado un antes y un después en Sevilla y supuso un hito que abría la puerta a una revolución del skyline de la capital hispalense. Concebida por el arquitecto argentino César Pelli –que le dio nombre-, por encargo de las entonces grandes cajas de ahorro sevillanas, fusionadas en Cajasol (hoy día pertenece a Caixabank); desde su construcción esta torre lidera el ránking de altura no solo en la capital hispalense, sino en toda Andalucía. Rompía el límite que en Sevilla había marcado históricamente en la altura de los edificios la Giralda, con 101’5 metros, y puso a los ingenieros y arquitectos ante un reto profesional.
El cómo afrontaron este reto fue lo que dieron a conocer Patricia MacDougall, Arquitecto y Director de Proyecto de Ayesa, y Antonio José Molina Ortiz, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Jefe de Sección de Estructuras y Geotecnia de Ayesa, que estuvo al frente de la construcción de la torre en sustitución de Ginés Aparicio Soto; en una charla y visita técnica organizada por la Comisión de Jóvenes del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos el 10 de marzo, con María Ángeles Castro, como coordinadora de portavoces de los jóvenes en la Demarcación de Andalucía, Ceuta y Melilla, e ingeniero de Licitaciones Internacionales del Grupo AZVI. La actividad comenzó en la sede de Ayesa en Cartuja, donde se ofrecieron las explicaciones técnicas de ambos profesionales, y después se realizó un recorrido por la Torre Pelli, concluyendo con un cocktail en la planta 37 del edificio.
Entre 2006 y 2008 se consiguió la aprobación definitiva de esta infraestructura en el PGOU y en el PERI y se concedió la licencia de obra, culminándose finalmente en abril de2015. Además de la altura (180 metros, más 17 metros adicionales de los cuatro niveles de sótanos), la Torre Pelli se concibió con dos singularidades, la forma de óvalo de su planta –de dos radios, con ejes de 53 y 37 metros- y la disminución gradual de su superficie en su progresión hacia plantas superiores. Cada planta tiene un perímetro equidistante al de la inferior en seis centímetros, resultando una planta baja de 1.515 metros cuadrados y una planta 37 de 1.231 metros cuadrados.
Dada la reducción en el ascenso, los pilares se inclinan ligeramente para adaptarse a la geometría de forjados y fachada, volando los forjados un metro desde el eje del pilar. Como explicaron los técnicos, se adoptó una tipología estructural muy adecuada para el edificio ideado, con un núcleo central de gran resistencia y rigidez para hacer frente a las acciones horizontales de viento y sismo, y elementos verticales dispuestos evitando luces excesivas y descompensadas. Este núcleo interior, de 335 metros cuadrados, prácticamente blindado con un espesor de entre 0’7 y 0’4 metros de hormigón armado, está custodiado en los ejes por 14 pilares perimetrales circulares de 1’20 a 1 metro de diámetro –también en disminución progresiva-. Para compensar el mayor peso se utilizó hormigón ligero en forjados y de alta resistencia en los pilares de plantas inferiores; así como estructura metálica en los forjados interiores del núcleo y en la cubierta superior. El núcleo se ejecutó mediante encofrado auto-trepante en la cara interior. En cuanto a la cubierta metálica, consiste en una estructura ligera triangulada, definida por un sistema de barras y bolas de unión. La fachada la conforma una serie de lamas metálicas de sección ovalada que dan continuidad a las lamas de la fachada.
El edificio se sometió a numerosas comprobaciones, adicionales a los modelos (Ansys, SAP2000, Flac 3D,…), como un estudio de acortamiento relativo entre pilares y núcleo central, con una simulación completa del proceso constructivo. Por supuesto se encargaron ensayos en el Túnel de Viento en la Universidad de Ontario, e incluso se estimaron los posibles daños del impacto de un avión en la torre.