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ENTREVISTA A AGUSTÍN ARGÜELLES MARTÍN
MEDALLA AL MÉRITO PROFESIONAL DEL CICCP 2023

En nuestra Cuenca, la gestión creo que ha sido modélica, ejemplar y sin embargo la sequía está dañando severamente. En una situación tan severa como la actual, parece difícil imaginar que a corto-medio plazo con ese déficit drástico de precipitaciones actual se pudieran haber evitado los efectos sobre el regadío, con más infraestructuras de regulación. Ahora bien, las previstas, hay que construirlas ya”

Creo que la Junta de Andalucía, como tantas administraciones, tiene un difícil reto económico de puesta al día en los temas de saneamiento y depuración”

“Una presa, aunque sea de pequeña magnitud, no puede abandonarse y dejar de controlarse” “La relación de las demolidas estaba contrastada y su eliminación no corresponde en general a obras de utilidad para la gestión”

¿Qué significa para usted la concesión de este reconocimiento? ¿Cómo vivió el momento en el que se lo comunicaron? 

Entre las malas noticias con las que los medios nos inquietan cada día, viene bien un respiro, una brisa de cordialidad y reconocimiento al trabajo profesional. Me sentó muy bien y me alegró mucho la llamada telefónica de nuestro Presidente, Miguel Ángel Carrillo, comunicándome la concesión de la Medalla al Mérito Profesional, luego me llamó nuestro decano Juan Manuel Medina y después Alejandro Castillo, como miembro de la Junta de Gobierno. Me encantó la informalidad y la familiaridad con que la noticia me llegó, aunque pienso que puede ser lo habitual, personalmente me dio sensación de cercanía y lo agradecí sinceramente. También hago extensivo mi agradecimiento a todos los que hayan tenido algo que ver en la selección de mi persona para esta distinción profesional. El día de la entrega, me acompañaron mi mujer, mi hijo y mi hermano con su mujer y una hija, fue todo muy agradable. Encontré, muchos y buenos compañeros y amigos en el acto. Me lo apunto todo como un día de 10 en el recuerdo.

Más de 50 años de carrera, de contribución a la Ingeniería y dedicación colegial, que le han valido la Medalla al Mérito Profesional, y sigue casi tan activo como cuando inició esta andadura. En una retrospectiva de este más de medio siglo de bagaje, ¿Qué considera de especial mención?

Mi primera etapa fue en la Demarcación Regional de Andalucía Occidental y Extremadura de Carreteras del Estado: muy fructífera, aprendí y disfruté porque tuve la oportunidad de dirigir proyectos importantes. En esta etapa también hice el doctorado, y la tesis doctoral con un ilustre profesor: José Luis de Justo, y ni que decir tiene que esto fue disfrute a tope, por el trabajo y por la calificación. También aprobé la oposición al Cuerpo de Ingenieros de Caminos del Estado. A todo esto ya estaba casado y mi mujer, que tenía su carrera de Farmacia y su trabajo y que ya lo era todo para mí, me soportaba en mis viajes y mis pluriempleos en la Universidad los viernes por las tardes y los sábados por la mañana y siempre me alentó y me ayudó. También en esta etapa falleció mi padre, médico al que siempre recuerdo con infinita gratitud por el estímulo y el ejemplo de vida -volcada en su profesión – que nos dio a mi hermano y a mí.

Y simplifico para no liar demasiado las cosas. Tras aprobar la oposición al Cuerpo de Ingenieros de Caminos del Estado, fui destinado a la Comisaría de Aguas, que en aquel tiempo era independiente de la CHG y con un jefe inolvidable: Diego Fidalgo. Por razones complicadas en las que no quiero entrar aquí, salté a la CHG y también me encontré con un Director excepcional (en aquellos tiempos el Director tenía más responsabilidades y autonomía que un Presidente actual), que era Mariano Palancar Penella. Allí trabajé muy satisfactoriamente unos tres años, pero me ofrecieron irme a Expo’92 a un puesto de libre designación, mejorando mis condiciones laborales y decidí aceptar lo que me pareció un reto apasionante.

En esta etapa de Expo’92: hice de todo porque llegué al staff en 1985 – después llegaron muchos, pero yo fui de los primeros – con el Ingeniero de Caminos Rafael López Palanco de Jefe del Área Técnica, y otros de inolvidable recuerdo. En aquel tiempo, la Expo era solo un proyecto en blanco. Aprendí, disfruté y también sufrí. Fue una experiencia excitante y a veces, dura. Conocí de cerca a personas muy valiosas cada uno con su especial perfil: Manuel Olivencia, con el que fui Consejero Técnico, y Jacinto Pellón, con el que fui Director de Departamento. Después de siete años, cuando llegó el 92, yo  llevaba un año añorando la vuelta a mi trabajo como Ingeniero de Caminos del Estado en la CHG, y aunque tuve otras ofertas atractivas, me encantó volver a la Confederación y ya no me moví de allí. Pasé por distintos puestos, tuve buenos colaboradores, buenos compañeros y buenos presidentes. Ocupé puestos de alta responsabilidad y me produce satisfacción recordarlo, porque creo que me fue bien. Fui Ingeniero de Explotación, luego Jefe de la Unidad de Planificación, Comisario de Aguas entre 2000 a 2004 y volví a ser Jefe de la Oficina de Planificación hasta mi jubilación. No sufrí la fallida – por inconstitucional – transferencia de la CHG a la Junta de Andalucía, porque la Planificación quedó exenta de ese desconcertante viaje de ida y vuelta. He tenido la suerte de haber conseguido siempre buenas sensaciones, entregándome a tope en cualquiera de los trabajos que me ha tocado desempeñar.

En una mirada más personal, ¿Qué le han aportado sus años en la gestión del Colegio?

Personalmente ha sido muy importante esta segunda etapa 2014-2022 en el Colegio porque ya pertenecí a la Junta Rectora en dos legislaturas anteriores, cuando en Andalucía había dos demarcaciones. En esta etapa, he sido elegido por dos veces, Representante Provincial de Sevilla y sobre todo en la primera, en la Junta Rectora, nos tocó vivir momentos difíciles, de reorganización colegial, crisis profesional, ajustes económicos, etc. Resueltos ya los problemas acuciantes, en el Colegio hay tanto trabajo por hacer, que se requiere una dedicación importante. Es muy necesario y difícil de conseguir que los colegiados sepan que el Colegio y la Junta Rectora y su Secretaría General están para atenderles como miembros del Colegio, y también colaborar y participar en la vida colegial. Y aquí surge la tópica sentencia kennediana de “pregúntate qué puedes hacer por el Colegio- tu profesión – más que qué puede hacer el Colegio por ti”.

Pero es un flujo recíproco, porque la colaboración de todos se retroalimenta en beneficio de la profesión, que es la nuestra. Una tarea importante, siempre pendiente, de los miembros de la Junta Rectora, es conseguir esa argamasa de cohesión entre los colegiados, necesaria para alcanzar el prestigio técnico, social e intelectual que merece la profesión que un día todos elegimos. Cuando hablo con compañeros de todas las ramas y todas las edades, veo que en este punto, que considero fundamental, nos queda mucha tarea. En otras profesiones menos reguladas lo entendería mejor, en la nuestra no lo consigo. Alguno conozco que como “sacando pecho”, te dice que todo lo que recibe del Colegio, lo borra sin leerlo. Es preferible el perfil del que a todo lo que hace el Colegio le pone pegas, y muchos hay, una mayoría, que absorbidos por sus obligaciones y sus problemas, hacen por el Colegio, lo que pueden, cuando pueden.  Los miembros de la Junta Rectora y la Secretaría General, con su equipo hacen todo lo que saben y pueden por que el Colegio sea de todos, pero ya digo, es todo un reto difícil, por muchas razones, y porque lógicamente hay sensibilidades muy variadas entre los profesionales de nuestro colectivo, que aún siguiendo prestigiado, va sufriendo los efectos de la masificación que nos va engullendo y que tiende a “igualarnos por abajo”.

El agua ha sido y es una de sus grandes pasiones y responsabilidades. En sus manos ha estado la planificación hidrológica de la Cuenca del Guadalquivir, fue de hecho Director del primer Plan Hidrológico de la DHG posterior a la implantación de la DMA en España.

Yo había participado muy directamente en la redacción del Plan Hidrológico de las Cuencas del Guadalete Barbate y del Guadalquivir que terminamos en 1995, y que el Gobierno no aprobó hasta que no se terminaron todos los demás planes de España en 1998. Pero ese Plan que respondía a la Ley de Aguas de 1985, fue un buen Plan, ambicioso y en muchos aspectos adelantado a su época (caudales ecológicos, normas de explotación de acuíferos, trasvase del Anillo Hídrico de Huelva a Doñana, etc). En cada etapa, la gestión de los recursos hídricos y del dominio público hidráulico debe estar sometida en cada cuenca al Plan Hidrológico vigente y de ahí la importancia que tiene disponer de un buen Plan, y aquél lo fue.  Posteriormente, durante 2 años fui Jefe de la Oficina de Planificación, y hube de dirigir la redacción de lo que se consideró normativa de obligado cumplimiento del Plan del 98. Aquello supuso un corsé porque pretendió igualar el alcance de todos los planes y aquí jugaban factores de generalización que desvirtuaban la especificidad de las situaciones de cada cuenca. Además, después de haber perdido tiempo en la aprobación de los planes vino aquél trámite de uniformización y las prisas que como se sabe no son buenas compañeras de los trabajos trascendentales.

Durante 4 años del 2000 al 2004 fui Comisario de Aguas, cuatro años muy trabajados. Vi aspectos muy difíciles de la gestión y comprobé y encaré de cerca los problemas de una cuenca deficitaria en un contexto social y humano de vocación por la agricultura. La labor de la Comisaría de Aguas en una cuenca deficitaria, arrastrando problemas de origen burocrático es un trabajo duro. El otro día le decía yo al actual Comisario de Aguas, que sobre todo en esta sequía, me acuerdo mucho de él y empatizo con su situación. El trabajo de un Comisario de Aguas del Guadalquivir me pareció duro, no has salido de un problema y ya tienes otro encima de la mesa. La única remuneración psíquica te la puede dar matarte a trabajar, volcarte, hacer lo que puedas.

En fin en 2004 pasé de nuevo a la Oficina de Planificación Hidrológica. Se empezaba a preparar desde las altas instancias, la posteriormente fallida por inconstitucional – al ser una cuenca intercomunitaria- transferencia de la Cuenca del Guadalquivir a la Junta de Andalucía.

Cuando volví a dirigir la Oficina de Planificación, ya España estaba inmersa en un importante cambio de paradigma de la gestión del agua por la trasposición e implantación de la Directiva Marco del Agua (DMA). Puede decirse que España había sido pionera en muchos aspectos que la UE consagró en esa normativa, lo que hacía que esa implantación tuviera aquí características distintas a la implantación en otros estados miembros. La Cuenca del Júcar fue cuenca piloto en la UE de esa implantación y la Cuenca del Guadalquivir lo fue en agricultura y agua en la UE y a nuestra Oficina de Planificación le tocó cerrar en Sevilla esa interesante etapa.

Luego llegó el primer Plan Hidrológico posterior a la implantación en los estados europeos de la Directiva Marco del Agua de la UE, que fue el de la etapa 2009-2015, y que me tocó dirigir desde su inicio. En el Guadalquivir habríamos terminado el Plan en su fecha el 2009, pero se nos retrasó por el mero trámite que España incumplió de sustituir lo que eran los Consejos del Agua de las Cuencas, por los Consejos del Agua de las Demarcaciones que se ampliaban a nuevos perfiles de vocales. Ese retraso, no obstante, nos sirvió para ampliar mucho la participación pública y celebrar numerosas mesas redondas, talleres, etc. por toda la Cuenca. Algunas veces invitamos a funcionarios de la UE para esos talleres o mesas redondas para que vieran que lo teníamos todo al día y paliar así la imagen del retraso, con el que sufrí mucho, al ver a España – pionera en la Planificación Hidrológica y en la gestión por cuencas – en el pelotón de cola de la finalización de los planes por la inexistencia de los Consejos del Agua de las Demarcaciones que debían “aprobar inicialmente” los Planes y que no acababan de constituirse.

¿Qué no estamos haciendo tan bien actualmente o dónde deberíamos incidir para no vernos abocados a situaciones límites en Andalucía?

Creo que la sequía actual es un fenómeno asociado o consecuencia del proceso de cambio climático, que en la franja de latitud en la que Andalucía se encuentra situada, tan terriblemente próxima a una de las zonas más áridas del Globo, la zona del Sahel, nos está empezando a afectar diferencialmente respecto a otras zonas de España. Aquello que desde pequeños nos enseñaban en el colegio de la España seca y la España húmeda, nos sigue marcando, porque sobre todo en nuestra Cuenca, la gestión creo que ha sido modélica, ejemplar y sin embargo la sequía está dañando severamente al sector primario de nuestra economía. Bien es cierto que nuestra sequía adquiere la apariencia de una escasez estructural porque esa gestión que yo he calificado como modélica, ha estado volcada del lado de exceso de las demandas, corregido por la buena gestión, con mucho regadío modernizado y de dotación deficitaria. Pero en una situación tan severa como la actual, parece difícil imaginar que a corto-medio plazo con ese déficit drástico de precipitaciones actual se pudiera haber evitado los efectos sobre el regadío, con más infraestructuras de regulación. Ahora bien, las previstas, hay que construirlas ya.

¿Cuáles serían las infraestructuras que requerirían las cuencas insertas en nuestra comunidad para considerarse correctamente dotadas?

La Presa de Alcolea y el trasvase a zona de Doñana, el recrecimiento de presa del Agrio, por lo mismo y más razones, y todas las infraestructuras de regulación previstas en el Plan 2022-2027 y en las Cuencas Mediterráneas Andaluzas, a las que además estamos trasvasando recursos desde nuestra ahora sufrida Cuenca del Guadalquivir; las desaladoras no conectadas, las conexiones de Rules, las nuevas desaladoras planificadas, todo eso, es sencillamente urgente, de emergencia, desde ya.

¿Es el elevado retraso en las inversiones previstas para los Demarcaciones Hidrográficas en territorio andaluz una de las causas de la falta de dotación de nuestro territorio?

Queremos entender que los requerimientos económicos de los Programas de Medidas de los Planes exigen gran esfuerzo en un momento en que nuestro país intenta salir de una crisis económica, pero hay que cumplir esos programas de medidas cuyos compromisos más importantes no son de gasto sino de inversión que retroalimentará nuestra economía incluso con un alto retorno fiscal.

¿Qué nota le pondría a la Comunidad en gestión de las aguas intracomunitarias y de su saneamiento y depuración?

Creo que la Junta de Andalucía, como tantas administraciones españolas tiene un difícil reto económico de puesta al día en los temas de saneamiento y depuración. Yo no soy quién para ponerle nota, pero como en mis muchos años de docencia creo haber sido benévolo proactivo con los alumnos, así lo sería ahora con las administraciones si tuviera que calificarlas. En Andalucía la administración hidráulica tiene muchos problemas porque gestiona tres cuencas y prácticamente el reparto de las responsabilidades económicas lo hace casi equiproporcionalmente con la AGE en las intracomunitarias, y también debe responder en las intercomunitarias en temas de contaminación agropecuaria y calidad de las aguas, por lo que tiene muchas y muy difíciles inversiones pendientes. Ya es un primer síntoma esperanzador que la Junta haya conseguido -después de años de diferentes avatares – haberse puesto al día en los tres planes hidrológicos que le conciernen directamente. Esperemos que las administraciones se hagan cargo puntualmente de las inversiones pendientes de toda la planificación que supera en España los 20.000 millones de € de aquí al 2027. Si no se cumplen estos programas de medidas, la planificación será un instrumento inútil y ni la sociedad ni la UE lo aceptarían.

Se ha producido en el último mes cierta inquietud en la ciudadanía ante las noticias de derribos de presas en España, ¿Qué mensaje le daría a la sociedad sobre este tema?

No se trata de presas en “servicio activo”, sino abandonadas, incluso obras faltas de atención y/o en desuso o pequeños azudes de molinería. En cualquier caso debe evitarse la eliminación de cualquier pieza que tenga posibilidades de uso con una mínima actuación de reparación y/o de readaptación a un uso productivo.

Yo tengo un ejemplo que por su escala se sale de lo que estamos hablando, pero que puede ser ilustrativo de aprovechamiento y no eliminación de una presa abandonada. En mi etapa de Comisario de Aguas, la empresa que había explotado el embalse del Río Agrio para uso de la actividad minera, una vez que dejó de utilizar la presa por abandono forzado de la actividad, apareció un día por mi despacho, me dejó las llaves de las instalaciones sobre la mesa, declarando que abandonaba a su suerte la presa y su mantenimiento por falta de medios económicos. En un momento tan difícil y después de las correspondientes gestiones de responsabilidades y trámites administrativos y técnicos (Servicio de Seguridad de Presas), la presa pasó a otro uso y se incorporó al servicio de la Confederación como una presa más de titularidad estatal, cambiando así el uso industrial y la titularidad privada. Una presa, aunque sea de pequeña magnitud no puede abandonarse y dejar de controlarse y muchas de las que se han demolido no tenían uso ni eran de posible rehabilitación. La relación de las demolidas estaba contrastada y su eliminación no corresponde en general a obras de utilidad para la gestión, sino más bien eran obstáculos – incontrolados – a la libre circulación del agua en los correspondientes cauces donde estaban implantadas y en los que un día fueron de utilidad.

Ha tenido en Sevilla otro de sus focos de estudio y de desarrollo profesional ¿Creo que está inmerso en un artículo sobre la ciudad y el río?

Para ser un artículo ya va un poco pasado porque tengo ciento y pico de páginas y casi cien referencias bibliográficas, figuras, etc. pero he perdido fuelle porque sobre Sevilla y el Guadalquivir hay bibliografía de mucha calidad y muy abundante y es difícil decir cosas que no se hayan dicho ya y es difícil también decirlas mejor que se hayan dicho ya. No voy a dejarlo, pero como estoy, y espero seguir, muy ocupado en muchas cosas, si alguna vez termino eso que tú has llamado un artículo, será porque Dios determine que sea un artículo póstumo.

Su vinculación con la CHG tuvo un paréntesis justamente por su implicación en un hito histórico en la capital hispalense, como fue la EXPO del 92, donde tuvo un papel fundamental ¿Qué opina sobre cómo ha envejecido el legado que dejaron?

Aquí quiero ser muy breve, la herencia más importante es el Parque Científico y Tecnológico de Cartuja, el resto del legado deja mucho que desear porque aquí no cabe incluir las infraestructuras que tendrían que haberse construidos con o sin Expo 92. Muchos elementos emblemáticos en gran parte se han perdido como el Palenque, las pérgolas del bioclima, el Parque del Guadalquivir abandonado, el telecabina, que sería un atractivo turístico, por supuesto el monorraíl, etc. el Auditorio está amenazado, hay de todo.  Equivalentes al legado de la Exposición Iberoamericana del 29, como una Plaza de América o una Plaza de España, no ha dejado la Expo 92. Tampoco creo que en otros casos se haya hecho mejor: Montreal, Flushing Meadows (Nueva York) que yo conozca tampoco han dejado una huella monumental de lo que allí aconteció. Pero aquella Exposición del 29, retrasó su inauguración años y años y la Expo’92 se construyó con total rigor en los tiempos y criterios muy funcionales y en ese aspecto, muchos elementos utilitarios siguen cumpliendo su papel: numerosos pabellones, helipuerto, edificios de servicio han permanecido. Así que yo pensándolo bien, incluso veo el vaso medio lleno.

 

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