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LA VOZ DE LOS INGENIEROS DE CAMINOS. ENTREVISTA EN CANAL SUR RADIO

El Decano de Caminos Andalucía reclamó en ‘Perspectiva andaluza’ actuaciones en el Campo de Gibraltar, Almería y Jaén, un eje ferroviario transversal y el refuerzo del transporte de mercancías

Insistió en la necesidad de planificar a largo plazo: “¿Qué tenemos que desarrollar en diez o veinte años? Pues se establece, se planifica y se dota presupuestariamente”

Recordó que, ante la descapitalización humana sufrida, el sistema requiere de la incorporación de ingenieros de caminos especializados en materia ferroviario

El decano de la Demarcación de Andalucía, Ceuta y Melilla del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Juan Manuel Medina Torres, analizó el 13 de septiembre en una entrevista en el programa ‘Perspectiva andaluza’ de Canal Sur Radio las causas de las numerosas incidencias que en los últimos meses han afectado al sistema ferroviario español. Según explicó, “como en general ocurre con cualquier problema complejo, no suele haber una única causa, sino múltiples factores que se han ido acumulando con el tiempo”.

En el caso andaluz, el diagnóstico es más severo. “En Andalucía hace falta mucha inversión en el campo ferroviario”, afirmó. Puso como ejemplos Almería o el Campo de Gibraltar, zonas prácticamente aisladas por tren, pese a que en esta última se ubica “el principal puerto de Andalucía y uno de los más importantes de Europa”. Tampoco se olvidó de Jaén, donde “no hay comunicación ferroviaria adecuada”. “El ferrocarril ayuda a vertebrar el territorio y articularlo. Si queremos sustituir el modelo del vehículo privado por transporte público, la inversión es muy necesaria”, recalcó. El decano reclamó un eje ferroviario transversal, una “A-92 ferroviaria” que conecte Huelva con Almería y vertebre todas las provincias. No se trataría solo de alta velocidad, sino sobre todo de servicios de cercanías y media distancia: “No todo tiene que ser a 350 km/h; velocidades de 250 son muy razonables y suficientes para muchas conexiones”. También defendió reforzar el transporte de mercancías, que en España apenas representa el 3% del total frente a la carretera: “Los vehículos pesados castigan mucho los firmes y exigen gran inversión en carreteras. Hay que sacar esa mercancía de la carretera y llevarla por tren”.

Insistió en la importancia de planificar a largo plazo: “¿Qué tenemos que desarrollar en diez o veinte años? Pues se establece, se planifica y se dota presupuestariamente. El tiempo pasa y dentro de quince años podemos tener unos servicios adecuados al siglo XXI”. Y concluyó con un mensaje claro: “Andalucía necesita bastante inversión a corto, medio y largo plazo en infraestructuras ferroviarias, no hay duda”.

Evolución del ferrocarril

Medina recordó que el ferrocarril en España tuvo dos grandes impulsos: a finales del siglo XIX y principios del XX, y de nuevo en el siglo XXI, mientras que la mayor parte del “siglo XX estuvo orientado sobre todo al mundo de la carretera”. Esa evolución ha dado lugar a que convivan infraestructuras de distinta edad y finalidad, algunas “orientadas al tráfico regional y de mercancías, y otras más centradas en los pasajeros y en la alta velocidad”. Esto provoca que parte de la red esté obsoleta y en revisión permanente, lo que obliga a trabajos que “pueden conllevar molestias a los usuarios”.

A ello se suman fallos en el material móvil, como los detectados en la línea Avril de Talgo, que “ha presentado una serie de fallos” y fue retirada de servicio, no tanto por seguridad como por prevención. También pesa la descapitalización humana: “Renfe disponía de mucho personal con mucho conocimiento que ahora se está jubilando”, apuntó Medina, reclamando una mayor incorporación de ingenieros de caminos especializados en materia ferroviaria.

Uno de los factores más relevantes es el cambio de modelo de mantenimiento: “Se ha pasado de un mantenimiento preventivo a uno correctivo”, lo que significa que durante los años de la crisis “hubo una falta importante de inversión en conservación de infraestructuras”. Esa carencia no afectó solo al ferrocarril, sino también a carreteras, puertos o presas, y hoy se están materializando las consecuencias.

Además, el sector afronta la sustitución de antiguos sistemas de señalización por otros más modernos, capaces de absorber el aumento de tráfico derivado de la liberalización. Se trata de un proceso necesario pero complejo: “Otra opción hubiera sido cortar directamente el servicio ferroviario y trabajar más rápido, pero se ha optado por mantenerlo en uso, con los inconvenientes que eso supone”.

Otro de los temas debatidos fue la reducción temporal de velocidad en algunos trayectos, donde los maquinistas han recomendado no superar los 250 km/h. Según Medina, no se trata de un problema de seguridad, sino de confort: “Si no se hace el mantenimiento continuo, aumentan las vibraciones, se resienten los equipos ferroviarios y el viaje resulta más incómodo”. De ahí su llamamiento: “Animo a los responsables políticos a que inviertan más en mantenimiento y dediquen más recursos presupuestarios al servicio”.

Medina recordó que ahora conviven trenes muy nuevos con otros muy antiguos, lo que provoca incidencias: “El material móvil se deteriora, llega al final de su periodo de amortización y debe ser retirado. En su lugar entran vehículos nuevos que todavía no están suficientemente contrastados, como ha pasado con la serie Avril. Estamos en una transición dolorosa y habrá que esperar hasta que todo se normalice”.

Preguntado sobre la liberalización del mercado, reconoció que “se podría haber planificado un poco mejor”. Puso como ejemplo el cambio de sistemas de señalización, que “se podía haber hecho antes de abrir a la competencia”, o la línea Madrid-Sevilla, la primera de alta velocidad en España, que “ya tiene bastantes años y está llegando al fin de su vida útil en algunos elementos”.

Respecto a causas externas, Medina admitió que el robo de cobre es una realidad habitual, aunque aclaró que “no se roba de las catenarias, sino de las líneas de alimentación”, que son redundantes, por lo que en teoría no debería suspenderse el servicio salvo que se produjera un robo doble simultáneo, algo “muy extraño”. Sobre los supuestos sabotajes que circularon en verano, fue cauto: “No tengo información suficiente; eso debería ser investigado como un delito y corresponde a las fuerzas de seguridad del Estado”.